de la población tuvieron los recientes incendios por quema de pastizales
en el Delta, hay que considerar que además de constituir un grave trastorno
para la vida diaria de la Capital Federal y ciudades del interior, representó
un peligro cierto para la salud de la población, especialmente para los alérgicos
nasales.
El humo empeora los síntomas de aquellas personas que padecen afecciones
respiratorias preexistentes, como Alergia Nasal, asma bronquial o enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en cuyo caso experimentan dificultad
para respirar (disnea, broncoespasmos), fatiga, tos, dolor en el tórax y
silbidos (sibilancias) durante la respiración.
Los síntomas más frecuentemente observados fueron la congestión ocular (conjuntivitis)
y el lagrimeo (epífora), tos, irritación de garganta, nariz y de senos nasales,
estornudos a repetición, con abundante secreción y obstrucción nasal; sensación
de opresión en el tórax, dificultad para respirar (disnea); dolor de cabeza
(cefalea); vómitos, mareos y vértigos.
Durante los incendios se pudieron observar frecuentes casos de cefaleas,
jaquecas, taquicardias y una severa disminución de la capacidad laboral.
Los grupos de mayor riesgo, por la posibilidad de presentar complicaciones
fueron los niños, adultos mayores (personas de edad avanzada), mujeres embarazadas,
personas con problemas cardiacos o con enfermedades respiratorias (asma,
enfisema pulmonar, bronquitis crónica, EPOC-enfermedad pulmonar obstructiva
crónica).
Como especialista en el tratamiento de la alergia nasal, enfermedad fuertemente
vinculada al asma bronquial y a otras enfermedades respiratorias, considero
que es importante sacar las conclusiones necesarias sobre éste desafortunado
suceso para estar en condiciones de realizar la prevención de la salud, basados
en las experiencias vividas éstos días, en caso de repetirse en el futuro.
Sería conveniente enriquecerlas, sumando las enseñanzas que dejaron otros
siniestros parecidos, como los de San Diego- 2003 (California, USA), , las
de Pontevedra- La Coruña-2006, (Galicia, España), adonde 153 fuegos activos
quemaron 77.000 hectáreas forestadas, ambos con la incineración de numerosas
propiedades y pérdidas de vidas humanas. También los de Moscú-2002, adonde
después del incendio agudo, ardió durante semanas la ?turba?, un combustible
natural que puede incendiarse en forma subterránea, alcanzando a veces profundidades
significativas (hasta diez metros bajo tierra), causando enfermedades de
todo tipo.
En nuestro caso, si se extraen de éste episodio enseñanzas y conclusiones
basadas en
encuestas y estadísticas serias, se pueden establecer rumbos de acción eficientes
en las instituciones oficiales, centros de salud y a nivel hospitalario,
para prevenir en parecidos futuros siniestros las mencionadas consecuencias
sobre la salud humana, especialmente aquellas relacionadas con la Alergia
Nasal.
Prof. Dr. Miguel A. Lacour, especialista en Otorrinolaringología, InmunoAlergia
y Administración Hospitalaria.
Nicolás Spinaci- Dto. Multimedia.
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